Instituto si, Instituto no




Cualquier visita al CNBA entre octubre y marzo es precedida por una procesión de personas que, folleto en mano, te atajan en la vereda, en la calle, ¡hasta en la Plaza de Mayo!, ofreciéndote auxiliar a tu hijo en el MUY exigente curso de ingreso a ese colegio.

En el mejor de los casos, el tackle se limita a un papel colorido que te entregan con o sin sonrisa, con o sin ganas, con o sin interés. Sin embargo, si empezaste el día con el pie izquierdo, la intervención puede incluir una completa explicación sobre las bondades del servicio ofrecido porque, esto es algo que las familias deben saber con urgencia, "nadie entra al Buenos Aires sin ayuda", disparan.

Pero, ¿es realmente así? 


La leyenda dice que cualquier niño o niña que sale de una escuela primaria está en condiciones de atravesar el curso de ingreso a fuerza de talento y autonomía. Es probable, conceden, que en algunos temas concretos necesite una mano. Pero nada más que eso.


Por las dudas, por si la leyenda no aplica al cien por cien, y para sostener la idea de una democratización imperante que hace que el ingreso sea atravesado por los mejores, independientemente de sus condiciones socio económicas (si, contale eso a un chico de la escuela Nº51 de Wilde que vive en el asentamiento vecino y que ni siquiera tiene SUBE), existen las Clases de apoyo gratuitas implementadas desde el Voluntariado.

El sistema, por un lado, reconoce que el curso de ingreso no es para cualquiera. Pero, al mismo tiempo, insiste en denunciar el "negociado" de los institutos que son, dicen, innecesarios. 

De este modo, estudiantes de los últimos años y graduados se ofrecen a tutoriar a los aspirantes a lo largo del año que dure el ingreso para "fortalecer la preparación de los ingresantes", dicen aquí


En lo conceptual y en lo concreto, funciona como los institutos: el niño asiste dos veces por semana y un tutor lo ayuda con sus tareas semanales y con los problemas que haya tenido tanto durante las clases como en la resolución de los deberes. El reglamento se puede consultar aquí.

La diferencia, relevante, es que no se paga entre dos mil y seis mil pesos por mes. Cada quien deberá conversar con su billetera sobre este asunto. 


Entonces, a fin de cuentas, ¿es cierto que "nadie entra al Buenos Aires sin ayuda"? La respuesta, creo a estas alturas, hay que construirla en familia. Cada madre o padre conoce la singularidad de su hijo y cuáles son sus capacidades para enfrentar este desafío intelectual, emocional, social y educativo.

Hay chicos y chicas que vienen de excelentes e
xperiencias en la escuela primaria. No sólo adquirieron las competencias necesarias en cada materia sino que, además, conocen métodos de estudio y son capaces de aplicarlos según el caso. Es probable que esos alumnos/as solo requieran alguna ayuda específica, más hacia la segunda parte del año, cuando matemática se pone difícil ¡hasta para un padre ingeniero!

Otros tuvieron menos suerte en la primaria y llegan al ingreso sin la menor idea de qué se supone que deben hacer cuando un docente indica: "Estudien hasta la página 42 para la semana que viene". ¿Qué tengo que hacer? ¿Decirlo de memoria como un poema? ¿O solo tengo que leerlo entre un edificio y otro del Minecraft? ¿Hay que hacer una lámina como en Naturales o responder preguntas como en Sociales? Si a este panorama sumamos el permanente: "Ma, ¿me ayudás?", estamos frente a alguien que necesita ayuda.


En eso estamos...
















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