El oficialismo y la oposición

En términos políticos, podríamos decir que la pareja que conformamos mi marido y yo tiene un vínculo dicotómico con respecto a las aspiraciones escolares de nuestro hijo: él sería el oficialista y yo la opositora. O, dicho en criollo, él apoya (no sin miedos o preguntas) y yo combato.

Ustedes, probablemente, dirán: "Esta mujer está chiflada". Pero, si me permiten, no es la vuestra una mirada demasiado ecuánime. Fíjense que llegaron a este blog, seguramente, a partir de una búsqueda en la que se cruzaban las palabras ingreso CNBA curso y otras de esta parentela. Es decir, a ustedes les parece bien el colegio.




Incluso, puede que ustedes sean el Colegio. Ya ven, los integrantes de esta comunidad educativa se refieren al CNBA como EL colegio. Como si no hubiera otros. Como si ese artículo definido nos obligara, ya no sólo a conocer a esta institución, sino además a identificarla. No se trata de UN colegio que debemos determinar cuál es: "¿A qué colegio fuiste?". No, este es EL colegio, el que todos conocemos, el que nos reúne. 

Vean esta situación. Una compañera de la facultad me preguntó alguna vez: "¿Vos fuiste a El Colegio?". Desconcertada, sin considerar la cuestión del artículo -yo escuché fuistealcolegio- y pensando que me tomaba por una burra, le respondí: "¡Claro!". Luego, se sucedió el malentendido que ya imaginarán porque lo que ella quería saber no era si yo había pasado por el nivel secundario, sino si había pasado por El Colegio. Bueno, ¡no! ¡Me niego a que ese sea El colegio!

Y ese no es mi único reparo. Además, la meritocracia no es nunca honesta. El curso lo superan no sólo los que más estudian. También los que tienen la suerte de tener familias con recursos para solventar clases particulares aunque no sean brillantes. Y los que pueden ser llevados, acompañados o simplemente contar con el dinero del pasaje para viajar hasta el centro cada sábado temprano. Y los que pueden pagar los 900 pesos de las guías.

Y todo eso para que, luego, si tropezás, te expulsen. ¡Eso es el colmo! No acepto una institución pública, que dependa de una universidad pública, y que se saque de encima a los alumnos que tuvieron problemas para aprobar una materia. ¡No! La educación pública contiene, integra, sostiene. Nunca, nunca, nunca expulsa a los que fallan.

En versión "apta para 12 años" fui exponiendo estos reparos. Un mes y medio. Mientras mi marido, por su parte, compartía algunos y señalaba los muchos méritos del CNBA. Y entonces, un día de verano, mi hijo me miró con amor, y también con conmiseración, y  dijo: "Ya entendí Mamá. Ya me lo explicaste varias veces. Pero a mi me gusta este colegio y quiero ir". Fue entonces que abrí este blog.

Comentarios

Entradas populares